jueves, 25 de febrero de 2016

EL NARANJO Y EL NIÑO

Para elevar su cometa
corría por la pradera
Julián un niño malcriado
que no asistía a la escuela.

Sediento de corretear
entró a un naranjal ajeno
a coger jugosas frutas sin permiso de su dueño.

Al trepar al árbol,
el pequeño ladronzuelo
se pinchó con una espina
y dijo saltando al suelo.

Por no brindarme tus frutos
y clavarme tus espinas,
debiera prenderte fuego
rociarte  gasolina.

El árbol le contestó
-altanero y holgazán-
sin sacrificio ninguno
te quieres ganar el pan.

Por un noble campesino
hace tiempo fui sembrado
y madrugaba a regarme
hasta verme germinado.

Me cuidó con tal esmero,
que soy fuerte y productivo.
y hoy mis frutos yo le doy
porque estoy agradecido.

Pero tú como pretendes
mis naranjas saborear
si nunca te has esforzado
nada puedes esperar.

Vuelve a estudiar negligente,
que aquel que quiere triunfar
para conseguir lo que quiere
se ha de sacrificar.

el niño le dijo
Perdón ya he comprendido
que si mi piel has punzado
lo tengo bien merecido.

voy a volver a la escuela
seré un niño aplicado
y vendré a darte las gracias
cuando me haya graduado.


MORALEJA
No esperes recompensas
si nunca te has esforzado,
recuerda de cosechar
lo que tu hayas sembrado.

4 comentarios: